miércoles, 30 de abril de 2008

La humanidad no es tan especial


El ser humano se ha considerado durante muchos siglos como el centro del mundo, como un ser con intenciones y comportamientos mucho más encumbrados que el resto de seres vivos del planeta. Tanto es así, que desde que creía en la existencia del alma y de una vida más allá del mundo terrenal conocido hasta ahora, ha llegado a creerse que un Dios todopoderoso se preocupaba de los seres humanos en una especie de contrato de exclusividad de entre los seres vivos de la Tierra.

A nuestro alrededor, conviven con nosotros multitud de microorganismos solo visibles a través de un microscopio como las bacterias y virus, que son tan a menudo despreciados como formas infames de vida, con un resultado a menudo patológico en seres vivos macroscópicos. ¿Porqué son tan temidos y odiados estos seres microscópicos patológicos?. Concretamente, los virus son microorganismos que necesitan una célula huésped para poder replicarse, utilizando su material genético y energía, con la única finalidad de su propio desarrollo, provocando posteriormente el colapso y muerte de la célula huésped. Un crecimiento sin control de los virus puede provocar la muerte del organismo huésped y lógicamente su propia muerte a excepción de haber conseguido propagarse a otro huésped, repitiéndose así el proceso.

En cambio, hay microorganismos, como determinados grupos de bacterias que conviven de manera equilibrada dentro de un organismo (bacterias saprófitas) realizando funciones mútuamente provechosas, tanto para dicho organismo como para la bacteria, como ocurre en el caso del proceso digestivo de los mamíferos. De esta manera se permiten mutuamente una existencia equilibrada, en provecho de ambos.

¿Por qué son tan temidos y odiados las bacterias y virus patógenos?. Sencillamente porque destruyen al huésped, al evolucionar sin control, con un comportamiento parásito.

La humanidad podría representarse a nivel global como un conjunto de microorganismos que habitan en una gran célula huésped llamada planeta, y utiliza sus recursos y medios vitales como ríos, mares, terrenos, bosques y seres vivos para reproducirse. Del ser humano depende, el comportarse como un virus o bacteria patógena que se reproduce invariablemente aprovechando los recursos a su alrededor sin contemplar ningún tipo de equilibrio deteriorando el organismo huésped incluso provocando su muerte hasta que busca otro huésped candidato a correr una suerte similar, o tratar de buscar un equilibrio provechoso para el ser humano y para el entorno natural, evitando el colapso del ecosistema del planeta, que tan actual resulta dicho tema en estos días.

Cuando una bacteria patógena invade un organismo huésped como un ser humano y provoca una enfermedad le aplican una terapia antibiótica para restaurar el equilibrio corporal. El planeta con sus huracanes, lluvias torrenciales, y demás respuestas naturales se defiende de las acciones desequilibradas del ser humano.

Alguien puede pensar. ¡¡ El ser humano es mucho más importante como para ser comparado con un virus o bacteria !!. A mi parecer, es simplemente diferentes niveles de la realidad, se trata de comportamientos similares a diferente escala dentro de la realidad.

La diferencia real existente entre los seres humanos y los microorganismos, es que el ser humano tiene capacidad de elegir qué hacer y organizarse para ello. De la humanidad depende ser un organismo equilibrado con su entorno natural , cuidando el entorno natural, evitando la destrucción de la bioesfera, manteniendo en equilibrio la vida a nivel global, o elegir ser una entidad parásita que explota el ecosistema hasta destruirlo y destruírse a sí mismo. Cada ser humano puede decidir como portarse, como contribuir al equilibrio o a la destrucción del entorno, no hay que esperar a que se arregle por sí solo.





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